Unidad del dolor hospital insular



 

Seminario web sobre el manejo del dolor crónico en DP 12 oct 2017

IntroducciónEl síndrome de dolor regional complejo (SDRC) se caracteriza por un dolor persistente y síntomas relacionados como alodinia e hiperalgesia, cambios tróficos, anormalidades neurovasculares y disfunción motora [1,2]. Se calcula que cada año se registran en Estados Unidos 50.000 nuevos casos de SDRC con un impacto devastador en el funcionamiento diario [3]. El SDRC se acompaña de dolor crónico continuo con cambios desadaptativos en la organización funcional del córtex sensoriomotor primario (S1/M1), incluyendo la contracción de la representación cortical del miembro afectado y la expansión simultánea de la representación cortical del miembro no afectado [4-6]. Además, las repercusiones clínicas del SDRC incluyen alteraciones emocionales [7], disfunción neurocognitiva, incluida la praxis relacionada con el lóbulo parietal [8], y deterioro de la memoria de trabajo [9,10].

La fisiopatología subyacente del SDRC, que se caracteriza por un dolor crónico de fondo continuo y un agravamiento intermitente de la intensidad del dolor [1], puede investigarse utilizando las redes de conectividad funcional en estado de reposo (rs-FCN) de la actividad cerebral espontánea como indicador de la diafonía funcional entre las regiones cerebrales. El análisis rs-FCN mapea las fluctuaciones temporalmente sincrónicas y espacialmente distribuidas de las señales regionales dependientes del nivel de oxígeno en sangre (BOLD) [11-13]. Estudios anteriores que utilizaron el enfoque rs-FCN en pacientes con SDRC han demostrado un aumento de la conectividad funcional centrada en la amígdala con regiones corticales y subcorticales [7] y una reducción de la conectividad funcional en la red de modo por defecto [14]. Además, en estudios anteriores se observó que el mapa de conectividad funcional del S1/M1 era más difuso en los pacientes con SDRC que en los controles sanos y que la reducción de la conectividad entre el S1/M1 y la ínsula posterior se asociaba con mayores niveles de dolor espontáneo [14]. Por el contrario, Baliki et al. [15] descubrieron que la intensidad del dolor se asociaba positivamente con la conectividad funcional entre el córtex prefrontal medial y la ínsula.

Cómo administrar la insulina a su gato

El SF-36 es un cuestionario estructurado y autoinformado que incluye 36 ítems que miden el estado de salud en ocho dominios. El sistema de puntuación genera puntuaciones de subescala para el funcionamiento físico (PF), las limitaciones de rol debidas a problemas físicos (RP), el dolor corporal (BP), las percepciones generales de salud (GH), la vitalidad (VT), el funcionamiento social (SF), las limitaciones de rol debidas a problemas emocionales (RE) y la salud mental (MH). Del SF-36 se derivan dos puntuaciones de resumen: el componente físico (PF, RP, BP y GH) y el componente mental (VT, SF, RE y MH). Las puntuaciones del SF-36 van de 0 a 100, y una puntuación más alta indica un mejor estado de salud.

Este cuestionario evalúa la discapacidad relacionada con el dolor de cabeza [25]. Los pacientes con migraña responden a cinco preguntas sobre la frecuencia (días) y la duración de sus dolores de cabeza en los últimos 3 meses, así como la frecuencia con la que estos dolores de cabeza limitan su capacidad para participar en actividades en el trabajo, en la escuela o en casa. La puntuación va de 0 a 5 días, lo que significa que no hay discapacidad, a >21 días, que representa una discapacidad grave.

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La Unidad del Dolor es una unidad encargada de la evaluación y tratamiento de los cuadros de dolor que, por sus características de cronicidad, complejidad, resistencia a los tratamientos convencionales, o cuando los pacientes que lo padecen tienen una tolerancia disminuida a los fármacos convencionales, requieren fármacos o técnicas de tratamiento especiales.

Estas técnicas se realizan en quirófano, con control radiológico, ya sea con ultrasonidos o con fluoroscopia, de forma ambulatoria, por lo que el paciente, en la mayoría de los casos, puede irse a casa tras la intervención.

Los médicos que dirigen la Unidad del Dolor son especialistas en Anestesiología con formación específica en el tratamiento del dolor. La Dra. Eva María Monzón Rubio es una anestesista dedicada actualmente al tratamiento del dolor.

Estudió Medicina en la Universidad Complutense de Madrid y se formó como especialista en Anestesiología y Reanimación en el Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria. Allí trabajó los siguientes años como anestesista; inicialmente en el hospital donde se formó y posteriormente en el Hospital Insular de las Palmas de Gran Canaria donde desarrolló su labor hasta que se trasladó a Madrid en octubre de 2008.

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ResumenLos estímulos termo-nociceptivos breves provocan potenciales de campo local (LFPs) de baja frecuencia y oscilaciones de banda gamma (GBOs) de alta frecuencia en la ínsula humana. Aunque ninguna de estas respuestas constituye un correlato directo de la percepción del dolor, los hallazgos anteriores sugieren que las GBO insulares pueden estar fuertemente relacionadas con la activación del sistema espinotalámico y/o con el procesamiento de la información térmica. Para desentrañar estas diferentes características de la estimulación, comparamos las respuestas insulares a breves estímulos termonociceptivos dolorosos, estímulos fríos no dolorosos, estímulos mecano-nociceptivos y estímulos vibrotáctiles inocuos, registrados mediante actividad electroencefalográfica intracerebral en 7 pacientes epilépticos (9 electrodos de profundidad, 58 contactos insulares). Los cuatro tipos de estímulos provocaron LFPs consistentes de baja frecuencia y fase bloqueada en toda la ínsula, posiblemente reflejando una actividad supramodal. Las latencias de los LFP de baja frecuencia termo-nociceptivos y fríos fueron más cortas en la ínsula posterior en comparación con la ínsula anterior, lo que sugiere un procesamiento similar de la entrada térmica que se inicia en la ínsula posterior, independientemente de si la entrada produce dolor y de la modalidad térmica. En cambio, sólo los estímulos termo-nociceptivos provocaron un aumento de los GBO insulares, lo que sugiere que estas actividades no están simplemente relacionadas con la activación del sistema espinotalámico o con la transmisión de información térmica.